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Una IA japonesa logra simular 100.000 millones de estrellas individualmente

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Una IA japonesa logra simular 100.000 millones de estrellas individualmente

El Gemelo Digital de la Galaxia: Una IA japonesa logra simular 100.000 millones de estrellas individualmente
Un equipo de investigación liderado por RIKEN ha roto la barrera computacional que impedía modelar la Vía Láctea estrella por estrella. Utilizando un modelo de aprendizaje profundo entrenado para predecir explosiones de supernovas, han reducido el tiempo de simulación de décadas a días, creando la primera representación de "alta fidelidad" de nuestra galaxia y abriendo una nueva era para la astrofísica computacional.

Durante más de medio siglo, la astrofísica computacional ha vivido atormentada por un problema de escala que parecía insuperable con la tecnología de silicio tradicional. El universo es vasto, pero los detalles importan. Para simular una galaxia espiral barrada como la Vía Láctea, los científicos se encontraban ante una bifurcación cruel: podían modelar la estructura a gran escala (los majestuosos brazos espirales, la rotación del disco, la influencia de la materia oscura) sacrificando casi por completo el detalle individual, o podían modelar un pequeño cúmulo de estrellas con precisión física perfecta ignorando el contexto galáctico. No había suficiente potencia de cálculo en la Tierra para hacer ambas cosas a la vez. Intentar rastrear la gravedad, la hidrodinámica y la radiación de cada estrella individual dentro de un sistema de cien mil millones de cuerpos era, a efectos prácticos, imposible.

Un nuevo estudio publicado recientemente por un consorcio internacional marca el fin oficial de este compromiso forzado. Un equipo liderado por Keiya Hirashima del prestigioso centro RIKEN en Japón, en colaboración con la Universidad de Tokio y la Universidad de Barcelona, ha desarrollado una tecnología de Inteligencia Artificial que ha logrado lo que se consideraba el "Santo Grial" de la simulación: modelar la evolución de la Vía Láctea rastreando más de 100.000 millones de estrellas individuales. No se trata de las habituales "partículas de masa" que representan a miles de estrellas promediadas en un solo punto matemático, como se hacía en las simulaciones cosmológicas de la década pasada, sino de una resolución estrella a estrella que permite observar fenómenos locales con una fidelidad sin precedentes.

El avance no es solo una cuestión de fuerza bruta o de tener acceso a una supercomputadora más grande, aunque el uso de Fugaku fue parte del proceso. El verdadero secreto reside en la eficiencia algorítmica y en un cambio de paradigma conceptual. El equipo entrenó una red neuronal profunda (Deep Learning) para que aprendiera a imitar la física compleja de las explosiones de supernovas, que es el fenómeno más costoso de calcular en cualquier simulación galáctica debido a su naturaleza explosiva y aleatoria. Al sustituir los cálculos físicos tradicionales por predicciones inferenciales de IA en estas áreas críticas, lograron acelerar el proceso de cálculo más de 100 veces. Lo que con métodos convencionales habría tardado 36 años en ejecutarse en una supercomputadora dedicada, ahora se completa en apenas unos meses, transformando una tarea generacional en un proyecto de semestre.

El cuello de botella de la "resolución infinita" y el Problema de N-Cuerpos

Para comprender la magnitud técnica de este logro, es necesario visualizar la complejidad inherente de una galaxia. La Vía Láctea no es un objeto estático; es un fluido dinámico y turbulento compuesto de gas interestelar, polvo cósmico, materia oscura invisible y estrellas que interactúan gravitacionalmente entre sí. En física, esto se conoce como el "problema de los N-cuerpos". Calcular cómo la gravedad de cada estrella afecta a todas las demás estrellas requiere un número de operaciones que crece exponencialmente con cada cuerpo añadido. Cuando "N" es 100.000 millones, la matemática se vuelve intratable.

Las simulaciones tradicionales utilizaban un enfoque de "grano grueso" (coarse-grained). Dividían la galaxia en bloques o partículas grandes, donde cada punto de datos representaba una masa equivalente a 100 o 1.000 soles. Esto permitía ver la forma general de la galaxia y su rotación, pero borraba cualquier evento a escala humana o estelar individual. Era como intentar entender la economía de un país mirando solo el PIB anual, sin poder ver las transacciones individuales de las tiendas.

El problema fundamental es que la evolución galáctica depende críticamente de eventos pequeños, locales y violentos. La "retroalimentación estelar" (stellar feedback) es el mecanismo por el cual las estrellas devuelven energía al sistema. Cuando una sola estrella masiva agota su combustible y explota como supernova, libera una energía colosal en una fracción de segundo. Esta onda de choque empuja el gas circundante, comprime nubes moleculares vecinas y desencadena el nacimiento de nuevas estrellas, o por el contrario, expulsa el gas de la galaxia deteniendo la formación estelar. Es un efecto mariposa cósmico: una explosión puntual cambia el destino termodinámico de toda una región de años luz de diámetro.

Las simulaciones antiguas, al promediar estas explosiones, perdían la física real de la formación estelar. Suavizaban los picos de energía, resultando en galaxias virtuales que no se parecían a la real: formaban estrellas demasiado rápido o demasiado lento, y carecían de la estructura fina de burbujas y filamentos que observamos con telescopios como el James Webb. Era como intentar predecir el clima de la Tierra sin poder simular las nubes individuales.

La solución: Modelos Sustitutos (Surrogate Models) de Aprendizaje Profundo

El equipo de RIKEN decidió atacar este problema utilizando "modelos sustitutos" basados en IA. La premisa es audaz: en lugar de calcular las ecuaciones diferenciales de Navier-Stokes para cada onda de choque de cada supernova (lo cual consume recursos infinitos porque requiere pasos de tiempo de milisegundos), entrenaron a una IA para que "mirara" una nube de gas 3D, viera dónde explotaba una estrella y predijera instantáneamente cómo se dispersaría el gas y la energía en el futuro inmediato.

La IA aprendió la "forma" de la explosión sin tener que resolver la matemática subyacente paso a paso. Funciona como un atajo intuitivo pero riguroso. Imaginemos a un jugador de billar experto: no calcula las ecuaciones de momento y fricción con papel y lápiz antes de cada tiro; ha "aprendido" instintivamente cómo se comportarán las bolas basándose en miles de tiros previos. De manera similar, la red neuronal de RIKEN ha visto millones de simulaciones de supernovas de alta resolución y ha aprendido a predecir el resultado final sin hacer el cálculo intermedio.

🌌 El Desafío de las Escalas Temporales (Time-Step Problem)

El problema físico: La gravedad de la galaxia funciona en escalas de millones de años (la rotación galáctica toma 200 millones de años). Una supernova ocurre en cuestión de segundos y su onda de choque crítica dura solo unos miles de años. Un simulador normal tiene que avanzar en "pasos de tiempo" muy pequeños para no perderse la física de la supernova, lo que hace que la simulación de la galaxia entera se congele en el tiempo.

La solución de IA: La red neuronal actúa como un "puente temporal". Toma el evento rápido (la supernova) y le dice al simulador lento (la galaxia) cuál es el resultado final de esa explosión en el siguiente paso de tiempo grande. Permite saltar en el tiempo sin perder la precisión del evento catastrófico, desacoplando las escalas temporales.

De la Nube de Oort al Clima Terrestre: Implicaciones Transversales

Aunque el objetivo principal de este proyecto era la astrofísica pura, las implicaciones de la arquitectura tecnológica desarrollada van mucho más allá de las estrellas. El problema que han resuelto —cómo simular interacciones complejas a pequeña escala dentro de un sistema masivo a gran escala— es el "Santo Grial" de la ciencia computacional moderna en casi todos los campos. Es exactamente el mismo problema matemático que enfrentan los climatólogos al intentar modelar el calentamiento global con precisión local.

En los modelos climáticos actuales, no se pueden simular las nubes individuales o las turbulencias locales del viento sobre una ciudad específica; se usan promedios de celdas de 100 km. Esto introduce errores significativos en las predicciones a largo plazo. La técnica de RIKEN de utilizar una IA para manejar la "microfísica" (nubes, turbulencia) mientras un modelo tradicional maneja la "macrofísica" (corrientes en chorro, temperatura oceánica) podría revolucionar la meteorología. Podríamos tener modelos climáticos que predigan la formación de tornados específicos dentro de un sistema de tormentas continental, algo impensable con la tecnología actual.

La validación cruzada: Para asegurarse de que la IA no estaba "alucinando" supernovas falsas o violando las leyes de la conservación de la energía, el equipo sometió al modelo a pruebas de estrés rigurosas. Compararon sus resultados con simulaciones de alta fidelidad tradicionales ejecutadas en la supercomputadora Fugaku (una de las más rápidas del mundo) y el sistema Miyabi de la Universidad de Tokio. La coincidencia fue asombrosa, validando que el "atajo" de la IA respeta las leyes de la física con una fidelidad suficiente para la ciencia de precisión.

El mapa de los 100.000 millones: Un censo para la arqueología galáctica

El resultado visual de esta simulación es un mapa tridimensional de la Vía Láctea con una densidad de información nunca antes vista. Los astrónomos ahora pueden hacer "zoom" desde una vista de pájaro de toda la galaxia hasta un vecindario estelar específico de unos pocos años luz y ver la historia de formación de cada estrella individual. Esto es crucial para una disciplina emergente llamada "arqueología galáctica", el estudio de cómo nuestra galaxia se ensambló y canibalizó a otras galaxias menores a lo largo de 13.000 millones de años.

Este "gemelo digital" de la Vía Láctea permite a los científicos probar hipótesis sobre la Materia Oscura con una granularidad nueva. Al observar cómo las estrellas individuales se mueven, se agrupan y oscilan en la simulación, pueden inferir dónde debe estar escondida la materia invisible para que la galaxia mantenga su forma observada. Si la simulación predice una corriente de estrellas en un lugar donde no la vemos, podría indicar que nuestra teoría de la materia oscura está equivocada. También ayuda a identificar dónde es más probable encontrar exoplanetas habitables, ya que la simulación rastrea la "metalicidad" (la cantidad de elementos pesados como hierro y oxígeno) de cada estrella, un factor clave para la formación de planetas rocosos como la Tierra.

⚠️ El riesgo de la "Caja Negra" científica

Dependencia de datos de entrenamiento: La IA aprendió a simular supernovas basándose en simulaciones previas más pequeñas pero precisas. Si esas simulaciones originales tenían algún error sutil o sesgo en su física, la IA lo ha aprendido, codificado y ahora lo está replicando a escala galáctica, potencialmente amplificando el error.

Pérdida de comprensión causal: Al usar una red neuronal para saltarse los cálculos físicos paso a paso, los científicos obtienen la respuesta correcta más rápido, pero pierden la capacidad de ver "por qué" ocurrió esa respuesta. En ciencia, entender el proceso causal es a menudo tan importante como el resultado final. Existe el riesgo de que la ciencia se convierta en una predicción de caja negra sin comprensión teórica profunda.

Visualizando el salto exponencial en capacidad de cálculo

Para ilustrar la magnitud de este avance, hemos preparado una visualización que compara el tiempo de cómputo necesario para simular la evolución de una galaxia durante 1.000 millones de años. La diferencia entre el método tradicional (fuerza bruta) y el método híbrido de IA no es marginal; es de varios órdenes de magnitud, lo que cambia fundamentalmente qué preguntas podemos hacerle a la computadora.

Comparativa de Tiempo de Cálculo para Simular 1.000 Millones de Años de Evolución Galáctica. Mientras que los métodos tradicionales (N-Body + Hidrodinámica pura) requerirían décadas de tiempo de supercomputadora, el método híbrido con IA reduce esto a meses, haciendo viable la investigación iterativa.

La democratización de la supercomputación y el futuro

Un efecto secundario fascinante y democratizador de este estudio es que reduce drásticamente la barrera de entrada para la investigación astrofísica de alto nivel. Anteriormente, solo las instituciones de élite con acceso a las supercomputadoras más grandes y caras del mundo (como el Departamento de Energía de EE. UU., RIKEN en Japón o el centro de supercomputación de Barcelona) podían soñar con ejecutar estas simulaciones masivas. Al hacer el código 100 veces más eficiente mediante IA, se permite que universidades más pequeñas, grupos de investigación con menos recursos o incluso países en desarrollo ejecuten modelos de calidad galáctica en clústeres de servidores mucho más modestos y accesibles.

Esto podría desencadenar una edad de oro en la astrofísica teórica, donde miles de estudiantes de doctorado y postdoctorado en todo el mundo puedan generar sus propias galaxias virtuales para probar teorías innovadoras sobre la energía oscura, la formación de agujeros negros o la dinámica estelar, acelerando el ritmo del descubrimiento científico mediante la paralelización masiva del esfuerzo intelectual humano. La IA no está reemplazando al físico; le está dando un laboratorio virtual más rápido y barato.

✅ Aplicaciones futuras de la tecnología híbrida

Fusión Nuclear: Los mismos principios de dinámica de fluidos, magnetismo y plasma que rigen las estrellas se aplican a los reactores de fusión experimentales (tokamaks). Esta IA podría acelerar el diseño de reactores estables simulando el plasma con mayor rapidez.

Biología Molecular: Simular el plegamiento de proteínas o la interacción de fármacos a nivel atómico es otro problema de "muchas partículas" que sufre de los mismos cuellos de botella temporales y podría beneficiarse de esta aceleración.

Dinámica Urbana: Modelar el flujo de millones de vehículos y peatones en una ciudad inteligente en tiempo real, prediciendo atascos y optimizando semáforos antes de que ocurran los problemas.

El universo en un chip

La simulación de 100.000 millones de estrellas por el equipo de RIKEN es más que un hito técnico o una curiosidad académica; es un cambio filosófico en nuestra relación con el cosmos. Durante toda la historia humana, hemos mirado al cielo tratando de entenderlo observando puntos de luz estáticos y deduciendo sus movimientos. Ahora, tenemos la capacidad de crear un universo dinámico, vivo y manipulable dentro de nuestras máquinas de silicio.

Esta tecnología no reemplaza la observación telescópica; la complementa y la potencia. Nos da un laboratorio donde podemos rebobinar la historia de la Vía Láctea, cambiar las leyes de la física, alterar la cantidad de materia oscura y ver qué pasa en universos alternativos. Al romper las cadenas de la computación tradicional con la inteligencia artificial, no solo estamos mapeando las estrellas más rápido; estamos expandiendo el horizonte de lo que la mente humana puede abarcar y comprender. La Vía Láctea ya no es solo un lugar inmenso donde vivimos; es un objeto que podemos entender en su totalidad, estrella por estrella, bit por bit, gracias a la simbiosis entre la mente humana y la inteligencia sintética.

Referencias

Informe del equipo de investigación de RIKEN Center for Computational Science (Japón) sobre simulaciones galácticas aceleradas por IA.

Publicaciones académicas conjuntas de la Universidad de Tokio y la Universidad de Barcelona sobre modelos sustitutos en astrofísica.

Documentación técnica sobre el uso de redes neuronales convolucionales para predecir la dinámica de fluidos en explosiones de supernovas.

Estudios comparativos de rendimiento entre simulaciones de N-cuerpos tradicionales y métodos híbridos de aprendizaje profundo.

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