El tablero de Masayoshi Son aprobó la semana pasada el desembolso de 22.500 millones de dólares adicionales para completar una inversión sin precedentes en la empresa detrás de ChatGPT. La cifra corona una ronda de financiamiento de 41.000 millones que comenzó en abril y coloca a la compañía japonesa como el respaldo financiero más agresivo que OpenAI ha recibido en sus diez años de historia. Sin embargo, esos billones virtuales no fluirán automáticamente: el dinero viene atado a una condición que está redefiniendo la naturaleza misma de la organización creada por Sam Altman. La transformación exigida por SoftBank implica mutar de una estructura de ganancias limitadas hacia una corporación de beneficio público tradicional, el tipo de arquitectura empresarial que permite tanto una salida a bolsa como retornos ilimitados para accionistas.
La decisión del conglomerado japonés trasciende el mero respaldo económico. Representa una declaración sobre dónde reside el poder de configuración tecnológica en esta década. Mientras Microsoft inyectó 13.750 millones en los últimos años y estableció lazos profundos con la plataforma, SoftBank está apostando el doble con una estrategia que busca anclarse como contrapeso estratégico en la gobernanza futura de OpenAI. Son ha articulado públicamente su visión de una superinteligencia artificial que supera en 10.000 veces la capacidad humana, una meta que según sus propias palabras se alcanzará en una década. Esta convicción filosófica alimenta cheques que otros inversores considerarían temerarios.
La reestructuración corporativa pende sobre toda la operación como espada de Damocles financiera. Si OpenAI no completa la transición hacia corporación de beneficio público antes del cierre de 2025 o principios de 2026, el compromiso de SoftBank se contrae automáticamente a 20.000 millones. Esa cláusula de penalización de 10.000 millones subraya cuán seria es la exigencia de transformación estructural. Lo que comenzó como laboratorio de investigación sin fines de lucro en 2015 debe convertirse en vehículo de inversión convencional para satisfacer las demandas de capital necesarias para competir en una industria donde entrenar modelos de lenguaje de última generación cuesta miles de millones.
El laberinto de la metamorfosis corporativa
La complejidad del proceso de reestructuración no debe subestimarse. OpenAI opera actualmente bajo un modelo híbrido donde la entidad sin fines de lucro controla una subsidiaria de ganancias limitadas que fija un techo de 100 veces el retorno para inversores. Esta arquitectura, diseñada en 2019 cuando la organización necesitó atraer capital pero quería preservar su misión original, ahora se percibe como obstáculo para levantar las cantidades astronómicas que exige la carrera armamentista computacional. La transición hacia corporación de beneficio público permitiría emitir acciones ordinarias, simplificar las estructuras de gobernanza y facilitar tanto una oferta pública inicial como futuras rondas de financiamiento sin las restricciones actuales.
Pero el camino está sembrado de minas legales y políticas. Los fiscales generales de California y Delaware han recibido cartas de exemployados, laureados Nobel y organizaciones civiles exigiendo que detengan la transformación, argumentando que representa una traición al propósito fundacional de desarrollar inteligencia artificial general para beneficio de toda la humanidad. Elon Musk, cofundador y posterior antagonista, presentó demandas judiciales acusando a la organización de engañar a donantes iniciales bajo falsas premesas filantrópicas. Meta respaldó públicamente la posición de Musk mediante carta formal al fiscal de California, alegando que permitir el cambio estructural sentaría precedente peligroso sobre cómo empresas pueden explotar estatus caritativo para luego pivotar hacia maximización de utilidades.
La respuesta de OpenAI involucró negociaciones con reguladores estatales y un ajuste estratégico: anunciaron en mayo que la entidad sin fines de lucro mantendría control sobre la nueva corporación de beneficio público, aunque con participación accionaria minoritaria sustancial valorada en más de 100.000 millones. Esta solución de compromiso busca satisfacer tanto a inversores como a críticos que temen la dilución completa de la misión original. Bret Taylor, presidente del consejo, enfatizó que el deber fiduciario de la junta sin fines de lucro seguirá siendo exclusivamente hacia esa misión, no hacia retornos económicos.
Dinero quemándose a velocidad récord
Los números detrás del apetito de capital son vertiginosos. OpenAI gastó 6.700 millones en investigación y desarrollo solo durante el primer semestre de 2025, duplicando los 2.500 millones de todo el año anterior. La proyección de quema de efectivo para el año completo alcanza 8.500 millones. Estos costos reflejan no solo el entrenamiento de modelos cada vez más grandes sino también la construcción de infraestructura computacional propia, acuerdos con fabricantes de chips y expansión global acelerada. La compañía abrió oficinas en Londres y Tokio, contrató agresivamente talento de élite en mercados donde empresas como Meta están ofreciendo paquetes de compensación que superan los 14.000 millones para reclutar directivos clave.
Sin embargo, los ingresos también crecen de forma exponencial. La organización generó 4.300 millones en la primera mitad de 2025, superando en 16% todo lo facturado en 2024. Las suscripciones a ChatGPT Plus, contratos empresariales y uso de interfaces de programación de aplicaciones impulsan un ritmo de facturación anualizada que pasó de 10.000 millones en junio a 13.000 millones en agosto. Las proyecciones internas apuntan a 20.000 millones antes de finalizar el año. Con 700 millones de usuarios semanales en agosto, cuatro veces más que un año atrás, la penetración del producto en mercados masivos valida la premisa de que estos sistemas generativos pueden convertirse en infraestructura comercial crítica más allá de la experimentación tecnológica.
La valoración de 500.000 millones alcanzada en octubre mediante venta secundaria de acciones entre empleados posiciona a OpenAI como startup privada más valiosa del planeta, superando a SpaceX de Musk y ByteDance. Esa cifra implica un múltiplo de 39 veces sobre ingresos proyectados de 2025, comparable a Netflix cuando esta cotizaba en mercados públicos. La diferencia es que Netflix generaba 39.000 millones en ventas y casi 10.000 millones en utilidades antes de impuestos cuando alcanzó valoración similar. OpenAI sigue operando con pérdidas netas de 5.000 millones, apostando a que escala y márgenes futuros justificarán expectativas actuales.
El retorno del apostador serial
Para SoftBank, este movimiento marca intento deliberado de recuperar credibilidad después de años tortuosos. El Vision Fund, con activos bajo gestión superiores a 166.000 millones, sufrió pérdidas acumuladas de más de 30.000 millones en algunos ejercicios fiscales tras colapsos sonados como WeWork. La firma redujo su equipo en 20% durante septiembre, despidiendo más de 50 empleados para reorientar recursos hacia apuestas concentradas en infraestructura de cómputo, semiconductores y modelos fundacionales. Este giro replica el libro de jugadas histórico de Son: grandes concentraciones de capital en pocas empresas con potencial transformador, abandonando el modelo de portafolio disperso que definió la era posterior a 2017.
La estrategia incluye adquisiciones de compañías como Graphcore y Ampere Computing, participaciones en Intel y Nvidia, y control mayoritario de Arm Holdings, diseñador de chips valorado en 54.500 millones cuando salió a bolsa en 2023. Estos movimientos construyen un ecosistema vertical que abarca desde silicio hasta software de aplicación, pasando por centros de datos. Son también lidera el proyecto Stargate, iniciativa conjunta con OpenAI y Oracle para construir red de instalaciones de procesamiento valorada en 500.000 millones, aunque ha enfrentado demoras tanto en Estados Unidos como Japón.
El fundador de SoftBank financió parte de esta expansión mediante emisión de bonos por 24.000 millones en 2025 y búsqueda de préstamos garantizados con acciones de Arm por 5.000 millones adicionales. Esta apalancamiento refleja urgencia por consolidar posiciones antes que competidores capturen oportunidades en mercado que todos perciben como próximo gran salto tecnológico comparable a internet o smartphones. El CFO de SoftBank, Yoshimitsu Goto, aseguró que la compañía mantiene nivel de efectivo seguro de 27.000 millones, pero algunos analistas cuestionan si la velocidad de despliegue de capital excede capacidad prudente de absorción de riesgo.
En julio, Son apareció por videoconferencia en SoftBank World 2025 junto a Altman para proclamar que OpenAI es el socio más importante de la corporación japonesa. El simbolismo importaba tanto como el mensaje: dos visionarios que comparten retórica sobre superinteligencia inminente, alineando narrativas públicas mientras estructuran transacciones que reconfigurarán cadenas de valor tecnológico. La asociación también equilibra poder frente a Microsoft, que aunque invirtió primero y mantiene acceso preferencial a modelos de OpenAI mediante acuerdos de nube y licenciamiento, ahora enfrenta contrapeso financiero capaz de influir decisiones estratégicas mayores.
Burbuja o cimiento de nueva economía
Las advertencias sobre riesgos de burbuja especulativa han proliferado conforme valoraciones privadas alcanzan estratósfera. Firmas de capital de riesgo que antes celebraban cheques de 100 millones como hitos ahora contemplan rondas donde empresas buscan miles de millones sin generar utilidades operativas. El múltiplo de 39 veces ingresos de OpenAI contrasta con promedio histórico de empresas tecnológicas maduras que cotizan entre 5 y 15 veces ventas. Algunos veteranos del sector recuerdan 1999, cuando compañías punto com sin modelos de negocio sostenibles alcanzaban capitalizaciones absurdas antes del colapso.
Altman reconoció estas preocupaciones durante visita reciente al centro de datos en construcción en Abilene, Texas. Explicó que habrá ciclos de sobreinversión y pérdidas, momentos donde capital fluye demasiado rápido y otros donde escasea. Pero argumentó que el arco temporal relevante para evaluar estas apuestas se mide en décadas, no trimestres. Los sistemas generativos, según esta visión, representan tecnología de propósito general comparable a electricidad o transistores, cuyos impactos económicos toman generaciones en materializarse completamente pero eventualmente reescriben reglas de productividad global.
Los reguladores observan con intensidad creciente. Autoridades en Estados Unidos, Europa y Asia debaten marcos normativos para gobernanza de datos, transparencia algorítmica y concentración de mercado. La valoración récord de OpenAI podría acelerar intervenciones destinadas a prevenir monopolios o abusos sistémicos. Al mismo tiempo, si la empresa logra mantener trayectoria de crecimiento y eventualmente alcanza rentabilidad sostenida, podría rivalizar con gigantes tecnológicos establecidos en capitalización bursátil. La oferta pública inicial, aunque sin fecha confirmada, se perfila como uno de los eventos más significativos en historia de mercados si condiciones se alinean.
Para SoftBank, éxito o fracaso de esta apuesta definirá legado de Son comparable a inversión inicial en Alibaba que multiplicó capital por órdenes de magnitud. La diferencia radica en contexto: aquella jugada ocurrió cuando nadie más veía potencial del comercio electrónico chino. Hoy, todos los actores mayores compiten por posiciones en ecosistema de máquinas generativas. Microsoft, Google, Meta, Amazon, Nvidia, y decenas de startups bien financiadas persiguen misma visión. La ventaja de OpenAI reside en liderazgo actual y adopción masiva de ChatGPT, pero mantener distancia ante rivales con recursos ilimitados exigirá ejecución impecable durante años.
La apuesta de treinta mil millones no es simplemente transferencia de efectivo. Es manifestación de cómo creencia en futuro tecnológico mueve montañas de capital mucho antes que resultados concretos validen profecías. Es también recordatorio de que transformaciones estructurales profundas, las que realmente alteran arquitectura empresarial, requieren tanto recursos como convicción para navegar resistencias legales, políticas y culturales. Si OpenAI completa reestructuración y SoftBank desembolsa monto completo, estaremos presenciando consolidación de alianza que podría determinar no solo quién domina mercados de sistemas generativos, sino cómo se distribuye poder de control sobre tecnologías que prometen redefinir naturaleza misma del trabajo cognitivo humano.
Referencias y fuentes consultadas
Reuters. "SoftBank approves remaining $22.5 billion of OpenAI investment." Octubre 26, 2025.
The Information. "SoftBank Greenlights Remaining $22.5 Billion of OpenAI Investment." Octubre 25, 2025.
CNBC. "OpenAI needs 'more capital than we'd imagined,' moves to for-profit." Diciembre 27, 2024.
CNBC. "OpenAI says nonprofit will retain control of company, bowing to outside pressure." Mayo 5, 2025.
Fortune. "OpenAI's deal with Microsoft could pave the way for a potential IPO." Septiembre 12, 2025.
Bloomberg. "SoftBank Vision Fund Mulls 20% Job Cuts After Son's Pivot to AI." Septiembre 19, 2025.
Visual Capitalist. "Charted: The Journey to OpenAI's Staggering $500B Valuation." Octubre 2025.
The Information. "OpenAI Revenue Growth and Financial Metrics." Primer semestre 2025.
CNBC. "SoftBank founder Son makes his biggest bet by staking the Japanese giant's future on AI." Agosto 12, 2025.
ProMarket. "OpenAI Abandons Move to For-Profit Status After Backlash. Now What?" Mayo 6, 2025.



