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El mercado laboral que no contrata: la nueva normalidad económica de Estados Unidos

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El mercado laboral que no contrata: la nueva normalidad económica de Estados Unidos

Cuando Jerome Powell pronunció la frase «bajo nivel de contratación, bajo nivel de despidos» en septiembre pasado, no solo estaba describiendo un momento económico peculiar. El presidente de la Reserva Federal acababa de dar nombre a una transformación estructural que ya se sentía en las oficinas de recursos humanos, en las plataformas de búsqueda de empleo y en los hogares de millones de jóvenes profesionales.

Lo que parecía una anomalía temporal del mercado laboral estadounidense se está consolidando como el nuevo paradigma económico de mediados de la década de 2020: un crecimiento sin empleos, una expansión que no necesita más trabajadores. Los economistas David Mericle y Pierfrancesco Mei, de Goldman Sachs, acaban de publicar un análisis que confirma los temores de toda una generación: este fenómeno de «crecimiento sin puestos de trabajo» probablemente sea la norma en los próximos años.

El estudio sostiene que la mayor parte del crecimiento económico provendrá de mejoras sólidas en la productividad impulsadas por avances tecnológicos, con solo una modesta contribución del crecimiento de la oferta laboral debido al envejecimiento poblacional y la menor inmigración.

Los datos son contundentes. Fuera del sector de la salud, la actividad de contratación ha sido negativa en términos netos durante los meses recientes, mientras la economía estadounidense continúa expandiéndose con proyecciones de crecimiento del PIB real que permanecen estables y respetables. Esta disonancia entre producción y empleo marca un punto de inflexión histórico en la relación entre desarrollo económico y oportunidades laborales.

El empleo total se desacelera hasta casi cero en 2025 y, fuera de salud, la mayoría de sectores aportan poco o restan, con manufactura en negativo. En paralelo, se dispara la proporción de directivos que mencionan IA junto a “labor” en sus conferencias, señal de foco en eficiencia y ahorro de costos laborales.

La generación atrapada entre algoritmos y envejecimiento

Para los graduados universitarios recientes, esta nueva normalidad ha transformado la búsqueda de trabajo en una travesía agotadora. Cerca del 58% de quienes se graduaron en el último año aún buscan su primer empleo de tiempo completo, comparado con apenas el 25% de generaciones anteriores como millennials, Generación X y baby boomers. La brecha no es sutil; es abismal.

En el primer trimestre de 2025, el 9,1% de los hombres de entre 20 y 24 años estaban desempleados, comparado con solo el 6,6% de las mujeres en ese grupo etario. Esta disparidad de género revela otra dimensión del problema: mientras las mujeres jóvenes encuentran refugio en sectores resistentes a la automatización como la salud, los hombres enfrentan la erosión de empleos tradicionalmente masculinos en tecnología y servicios financieros.

El impacto psicológico es devastador. Los expertos advierten sobre «efectos de cicatrización», daños duraderos a los ingresos, perspectivas de propiedad de vivienda y acumulación de riqueza. La historia demuestra que iniciar una carrera durante una desaceleración puede resultar en salarios más bajos y una escalada más empinada por la escala económica, efectos que persisten entre 10 y 15 años.

El corazón de esta transformación radica en un fenómeno que Goldman Sachs describe con cautela académica pero implicaciones alarmantes: las empresas están logrando más con menos personas. Los equipos de gestión en muchos sectores se están enfocando en utilizar tecnología avanzada para optimizar operaciones y reducir costos laborales, un obstáculo potencialmente duradero para la demanda de trabajo.

Esta no es la primera vez que Estados Unidos atraviesa una «recuperación sin empleos». Durante la recuperación de 2001 después del estallido de la burbuja de las puntocom, a pesar de un mercado laboral débil, el crecimiento de la productividad se mantuvo elevado, y el crecimiento del PIB se recuperó antes que el crecimiento del empleo. Pero hay una diferencia crucial: aquella fue una anomalía temporal; esta amenaza con convertirse en permanente.

El crecimiento mensual de las nóminas no agrícolas ha promediado 144.000 durante los últimos 12 meses, una cifra que parece saludable hasta que se compara con los promedios históricos de recuperación. Más revelador aún, casi el 60% de los recién graduados están congelados fuera de la fuerza laboral, atrapados en un limbo económico donde las credenciales educativas han perdido su poder de apertura de puertas.

Jóvenes en tecnología: desde 2023 el desempleo de 20-30 años en ocupaciones tech sube y queda por encima del promedio general; el resto de la economía se mantiene más estable. Relación IA-empleo: al comparar cada ocupación según su “exposición a IA” con su crecimiento de empleo (nov-2022 a ago-2025), no aparece vínculo claro; la nube de puntos muestra prácticamente cero correlación.

La pregunta que domina el debate económico es inevitable: ¿cuánto de esto se debe a la automatización avanzada y cuánto a otros factores macroeconómicos? La respuesta es compleja y matizada.

Un estudio de Yale y Brookings examinó múltiples medidas de disrupción del mercado laboral y concluyó que, aunque hay movimiento, nada está fuera de lo ordinario, permaneciendo los cambios dentro de las normas históricas. Martha Gimbel, economista de Yale, insiste en que las mayores fuerzas que golpean el mercado laboral son una economía en desaceleración, una población que envejece y una disminución de la inmigración, no la tecnología emergente.

Sin embargo, el desempleo entre personas de 20 a 30 años en ocupaciones expuestas a la tecnología ha aumentado casi 3 puntos porcentuales desde principios de 2025, notablemente más alto que para sus contrapartes de la misma edad en otros sectores. Los números cuentan una historia que la prudencia académica intenta suavizar.

El desempleo entre graduados recientes comenzó a exceder consistentemente la tasa general durante la pandemia, y a principios de 2022, la separación entre las dos líneas de tendencia comenzó a ampliarse. Este cambio estructural precedió parcialmente el auge de las herramientas generativas más recientes, sugiriendo que múltiples fuerzas convergen simultáneamente sobre la misma generación vulnerable.

A medida que el «crecimiento sin empleos» se arraiga, Goldman Sachs espera que los responsables de las políticas enfrenten nuevas elecciones difíciles. Los bancos centrales podrían verse obligados a mantener las tasas de interés más bajas en respuesta a la creación de empleo deficiente y un desempleo modestamente más alto.

Este pronóstico plantea un dilema fundamental para la política monetaria: ¿cómo calibrar las herramientas cuando la economía crece pero las oportunidades laborales se contraen? La Fed opera bajo un mandato dual de maximizar el empleo y mantener la estabilidad de precios. Cuando el crecimiento del PIB es robusto pero la creación neta de empleos es negativa, los indicadores tradicionales pierden su poder predictivo.

El gobernador de la Reserva Federal, Chris Waller, declaró que el crecimiento del empleo probablemente ha sido negativo en los últimos meses, argumentando que el banco central no está cumpliendo con la mitad del empleo de su mandato dual. Esta admisión pública de un funcionario de la Fed subraya la gravedad del problema y la posible necesidad de repensar los marcos de política monetaria para esta nueva era.

En el Reino Unido, la tasa de desempleo de jóvenes ha caído constantemente. La participación en el empleo de trabajadores jóvenes japoneses está cerca de máximos históricos. Este contraste internacional sugiere que el fenómeno es particularmente agudo en Estados Unidos, posiblemente vinculado a características específicas de su estructura económica, mercado laboral y políticas de inmigración.

Navegando la transición incierta

Los economistas de Goldman Sachs son escépticos de las afirmaciones más audaces de que el rápido progreso tecnológico podría conducir a un desempleo muy alto, citando a colegas que argumentan que la innovación y el mayor poder adquisitivo crearán nuevas oportunidades. Aun así, agregan secamente que «cierta fricción transicional ha sido normal históricamente y ciertamente es posible en el futuro».

El término «transicional» hace mucho trabajo en esa oración. Para un recién graduado que ha enviado 350 solicitudes sin conseguir una entrevista, la transición no se siente temporal. Para las familias que planearon durante décadas financiar títulos universitarios que ahora tienen un valor de mercado disminuido, la fricción se siente más como una ruptura.

Solo el 8% de los profesionales de contratación creen que la Generación Z está preparada para el lugar de trabajo, según un estudio reciente que encuestó a más de 350 gerentes. Pero los propios jóvenes también dudan de su preparación: menos de una cuarta parte, el 24%, dicen que su generación está lista para comenzar a trabajar.

La erosión del valor del título universitario estadounidense es un fenómeno que trasciende la tecnología. Las ofertas de empleo en salud domiciliaria, médicos y enfermería han experimentado una tasa de crecimiento combinada del 162% desde antes de la pandemia, mientras que el empleo de programadores informáticos cayó recientemente a su nivel más bajo desde 1980. Esta divergencia sectorial crea ganadores y perdedores demográficos claros, con consecuencias para la movilidad social y la equidad económica.

La historia sugiere que las consecuencias completas de la automatización para el mercado laboral pueden no aparecer hasta que llegue la próxima recesión, citando una explicación destacada de que «las empresas usan las recesiones para reestructurar y optimizar su fuerza laboral al despedir trabajadores en áreas menos productivas». Si esta teoría se sostiene, el verdadero ajuste estructural aún está por venir, latente, esperando el próximo shock económico para manifestarse plenamente.

El diagnóstico de «bajo nivel de contratación, bajo nivel de despidos» de Mericle sirve tanto como advertencia como guía: el crecimiento sin empleos puede no significar despidos masivos, pero sí significa menos oportunidades para los buscadores de empleo y rebotes más lentos de los shocks económicos en los años venideros.

Para toda una generación que ingresa al mercado laboral en este momento, la promesa del sueño americano se ha reescrito sin su consentimiento, transformada en algo más parecido a una lotería que a un contrato social.

Referencias:

Fortune – Goldman economists on the Gen Z hiring nightmare: ‘Jobless growth’ is probably the new normal https://fortune.com/2025/10/14/goldman-economists-gen-z-hiring-nightmare-low-fire-hire-jobless-growth-normal/

SHRM – June 2025 Labor Market Review: Steady Growth, with Signs of Cracks https://www.shrm.org/enterprise-solutions/insights/june-2025-labor-market-review-labor-market-proves-resilient

World Economic Forum – The state of global labour markets 2025 https://www.weforum.org/stories/2025/09/global-labour-market-unemployment-wages/

CNBC – The shutdown meant no jobs report. Here’s what it would have said https://www.cnbc.com/2025/10/03/shutdown-jobs-report-economy.html

Goldman Sachs – How Will AI Affect the Global Workforce? https://www.goldmansachs.com/insights/articles/how-will-ai-affect-the-global-workforce

Penn Wharton Budget Model – The Projected Impact of Generative AI on Future Productivity Growth https://budgetmodel.wharton.upenn.edu/issues/2025/9/8/projected-impact-of-generative-ai-on-future-productivity-growth

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