NEWSLETTER

Anthropic publica el informe «Índice Económico Antrópico»

ChatGPT Image 18 sept 2025, 18_40_10

Anthropic publica el informe «Índice Económico Antrópico»

El mapa económico de la inteligencia artificial

La inteligencia artificial suele pensarse como un fenómeno de algoritmos, centros de datos y avances científicos que van moldeando nuestra relación con la tecnología. Sin embargo, Anthropic decidió dar un paso diferente: observar cómo se traduce todo esto en la economía y en la geografía del mundo real. Con la publicación de su Índice Económico Antrópico, la compañía abre una nueva forma de medir el impacto de la IA. Ya no se trata únicamente de cuán rápido responde un modelo de lenguaje o de cuántos parámetros acumula, sino de dónde se concentran las inversiones, en qué territorios se generan empleos y cómo se distribuyen los beneficios tangibles de esta transformación.

El informe propone una cartografía clara. A escala global, muestra que los grandes polos tecnológicos —Estados Unidos, Europa, Japón, Corea del Sur— se llevan la parte más grande de la riqueza asociada a la IA. Al mismo tiempo, señala que dentro de los propios Estados Unidos se da una fractura notable: California, Nueva York, Texas, Massachusetts y Washington concentran la mayoría de las inversiones y de los puestos de trabajo vinculados a esta industria, mientras que estados enteros del interior apenas registran un impacto mínimo. La conclusión es inquietante: la inteligencia artificial puede convertirse en una fuerza de desigualdad territorial si no se diseña deliberadamente para distribuir oportunidades.

Este índice no es un mero ejercicio estadístico. Es un intento de poner en la mesa un debate urgente: ¿cómo garantizar que la IA no solo sea un motor de innovación, sino también de desarrollo equitativo? Anthropic sugiere que gobiernos y empresas deberían tomar estas métricas como guía para la toma de decisiones. En lugar de esperar que la “magia tecnológica” se derrame por sí sola, el índice demuestra que la concentración es la regla y que la equidad necesita políticas activas.

Países líderes en términos de participación global de uso de Claude.ai

Una radiografía global de la concentración

La primera capa del índice mira al mundo en su conjunto. Allí aparece con claridad la misma asimetría que atraviesa otras revoluciones tecnológicas. Los países con infraestructura robusta, financiamiento abundante y universidades de prestigio se convierten en imanes para la inversión y el talento. Silicon Valley sigue siendo el epicentro más visible, pero Europa, con hubs como Londres, París y Berlín, y Asia del Este, con Japón y Corea del Sur, completan el cuadro.

En cambio, gran parte del sur global queda relegado a un rol pasivo. Allí se encuentran millones de usuarios y una cantera inmensa de datos, pero rara vez se instalan centros de decisión, laboratorios de investigación o startups con proyección internacional. La brecha no es solo tecnológica, es también económica y cultural. Mientras un ingeniero en San Francisco puede triplicar su salario anual gracias a la demanda de expertos en IA, un trabajador digital en Nigeria o Argentina queda limitado a microtareas mal pagadas que alimentan los sistemas sin integrarse en la cadena de valor.

El Índice Económico Antrópico pone números a esta intuición. La riqueza no se reparte de manera uniforme y, si no se interviene, el mapa futuro de la IA será aún más desigual que el actual mapa de la economía digital.

Los veinte países que obtienen la puntuación más alta en nuestro Índice de Uso de IA de Anthropic

Estados Unidos: un país de dos velocidades

El segundo nivel del índice se concentra en los Estados Unidos, donde Anthropic analiza cómo se distribuye el impacto económico dentro de las fronteras de la primera potencia tecnológica. El panorama es el de un país fracturado en dos velocidades.

California y Nueva York lideran el ranking con una combinación explosiva: capital de riesgo, universidades de élite, ecosistemas de startups y la presencia de gigantes tecnológicos. A su lado, Texas, Massachusetts y Washington también exhiben un dinamismo creciente. En estos territorios, los empleos vinculados a la IA se multiplican, los salarios suben y la atracción de talento internacional es constante.

El resto del mapa cuenta otra historia. Estados del medio oeste y del sur profundo apenas aparecen en las métricas. Allí no hay infraestructura para grandes centros de datos, ni suficiente inversión privada, ni políticas estatales que faciliten la instalación de empresas tecnológicas. La consecuencia es un círculo vicioso: las regiones que ya estaban desarrolladas avanzan más rápido, mientras las demás se rezagan cada vez más.

El informe advierte que esta dinámica puede generar tensiones económicas y políticas profundas. Si la inteligencia artificial define la productividad del futuro, dejar a la mitad de un país fuera de ese circuito equivale a consolidar desigualdades estructurales.

La adopción de Claude en los estados de EE. UU. en relación con sus poblaciones en edad laboral.

El tiempo acelera la brecha

El índice no se limita a una foto fija. También analiza cómo se ha transformado la geografía económica de la IA en los últimos cinco años. El resultado es inquietante: la concentración no disminuye, se acelera.

Cada nueva generación de modelos atrae mayores rondas de inversión, pero esas rondas se concentran en los mismos lugares. Cada nuevo salto tecnológico genera empleos bien pagos, pero esos empleos aparecen en las mismas ciudades de siempre. El “efecto derrame”, tan invocado por quienes confían en que la innovación se distribuye sola, aparece como un mito. Los datos muestran que, si no se interviene con políticas específicas, la inteligencia artificial no expandirá las oportunidades de manera automática, sino que reforzará las ventajas de los ya privilegiados.

El propio Anthropic sugiere que este índice debería servir como herramienta para los gobiernos. No se trata solo de regular riesgos de seguridad o privacidad, también de diseñar incentivos que lleven inversión e infraestructura a los territorios hoy periféricos. Lo mismo vale para empresas que quieran construir reputación: invertir en hubs emergentes no es caridad, es estrategia de largo plazo.

El uso per cápita de Claude está positivamente correlacionado con el ingreso per cápita entre países. (Los ejes están en escala logarítmica.)

El ángulo político y cultural

Más allá de las métricas, el Índice Económico Antrópico abre un debate político y cultural. La inteligencia artificial no es un fenómeno neutro ni universal. Sus beneficios dependen de contextos sociales, de decisiones regulatorias y de estructuras económicas preexistentes. Un abogado en Londres que utiliza un asistente conversacional para redactar contratos multiplica su productividad, pero ese mismo sistema no tiene el mismo impacto en un pequeño estudio jurídico en Bolivia o en Zambia.

Esta disparidad obliga a pensar la IA como un fenómeno profundamente geopolítico. Los países que dominen la cadena de valor no solo capturarán riqueza, también definirán estándares, lenguajes y marcos regulatorios que después se impondrán como referencia global. El índice de Anthropic funciona como un recordatorio de que la innovación también es poder blando: quien concentra los beneficios económicos gana capacidad de influencia cultural y política.

Hacia una métrica para la equidad tecnológica

El aporte más valioso de este informe es que invita a pensar en nuevas formas de medir el éxito de la inteligencia artificial. Hasta ahora, la obsesión estuvo puesta en benchmarks de precisión, escalabilidad y velocidad. Anthropic propone que empecemos a medir también la equidad territorial. ¿Dónde se crean los empleos? ¿Qué regiones capturan inversión? ¿Quiénes están quedando fuera de la revolución tecnológica?

Responder a estas preguntas no es un ejercicio académico. Es un paso necesario para evitar que la IA se convierta en un motor de desigualdad global. Políticas públicas que incentiven la instalación de centros de investigación en países periféricos, programas de capacitación masiva para ampliar la base de talento y estrategias empresariales que miren más allá de los hubs tradicionales son algunas de las medidas que podrían ayudar a equilibrar el mapa.

La conclusión del índice es clara. La inteligencia artificial seguirá creciendo y transformando sectores enteros de la economía. La pregunta no es si lo hará, sino dónde lo hará y quiénes participarán de sus beneficios. El Índice Económico Antrópico no ofrece todas las respuestas, pero abre un camino de debate urgente: la necesidad de pensar la IA no solo como un desafío técnico o ético, sino como un problema de geografía económica.

Fuente:

https://www.anthropic.com/research/economic-index-geography

Publicaciones Recientes

ChatGPT Image 15 oct 2025, 02_50_09

Extinción o despegue: los escenarios de IA según la Fed de Dallas

El artículo del Federal Reserve Bank of Dallas, de junio de 2025, “Advances in AI will boost productivity, living sta
Leer Más
3339bb68-0021-4526-976d-b40765fb726f

Los modelos de IA revelan un sesgo arraigado por la escritura humana

En las profundidades de un laboratorio digital en Princeton, un relato breve sobre un altercado en un autobús se transf
Leer Más

Para estar informado, Ingresá o Creá tu cuenta en MundoIA...

Entrar

Recordá revisar la carpeta de "no deseados", el correo puede llegar allí