La explosión de los grandes modelos de lenguaje a finales de 2022 no fue solo un avance tecnológico; fue un evento cultural sísmico. En los campus universitarios de todo el mundo, se extendió una sensación de pánico y asombro a partes iguales. Los profesores temieron la muerte instantánea del ensayo como herramienta de evaluación, mientras que los estudiantes vislumbraron un futuro utópico libre de la tiranía de la página en blanco. La promesa era nada menos que un oráculo personal, un asistente cognitivo capaz de sintetizar, analizar y crear a demanda. Durante un año febril, pareció que la educación superior, tal como la conocíamos, estaba obsoleta. Ahora, la inevitable resaca ha comenzado.
Un estudio fundamental realizado por investigadores de la Universidad de Utrecht (UU) y la Universidad de Ámsterdam (UvA) ha puesto cifras a un sentimiento que crecía en silencio: el entusiasmo se está apagando. La novedad ha desaparecido, y en su lugar, ha surgido una evaluación mucho más sobria y pragmática. El estudio, que rastreó el uso de estas herramientas entre los estudiantes desde el pico de euforia de 2023 hasta la actualidad, revela una paradoja. Si bien el número de estudiantes que han probado la tecnología sigue siendo alto, alrededor del setenta y cinco por ciento, tanto la frecuencia de uso como la satisfacción general se han desplomado. El oráculo ha resultado ser un loro estadístico, y los estudiantes han sido los primeros en notar que el emperador algorítmico va desnudo.
Esta no es la historia de una tecnofobia ludita. No es un rechazo a la tecnología en sí, sino una corrección del mercado de las ideas. Los estudiantes, los usuarios más intensivos y quizás los más cínicos, han pasado de la "magia" a la "utilidad". Han descubierto que, si bien estas herramientas son extraordinariamente buenas para ciertas tareas, son catastróficamente malas para otras. El informe de los Países Bajos es quizás el primer conjunto de datos a gran escala que documenta el paso colectivo de la fase de "juguete" a la fase de "herramienta". Y como cualquier herramienta, los estudiantes están descubriendo que solo sirve para trabajos específicos. Han aprendido por las malas que si le pides a una calculadora que escriba un poema, el resultado será, en el mejor de los casos, decepcionante.
La anatomía de la desilusión
El colapso de la satisfacción estudiantil no es un misterio; se basa en tres defectos fundamentales que la industria tecnológica, en su prisa por escalar, ha intentado minimizar. El primer y más citado problema es la absoluta falta de fiabilidad. Los estudiantes han chocado de frente con el fenómeno de la "alucinación", la tendencia de los modelos a inventar hechos, citaciones y teorías con una prosa impecable y una confianza aterradora. Un estudiante que utiliza la herramienta para encontrar jurisprudencia para un trabajo de derecho no solo obtiene una respuesta incorrecta; obtiene una respuesta convincente y detallada que resulta ser completamente ficticia. Este comportamiento de "mentiroso seguro" es peor que la simple ignorancia. Destruye la confianza. Los estudiantes han aprendido que verificar la salida de la máquina a menudo toma más tiempo y esfuerzo que hacer la investigación original ellos mismos. El supuesto atajo se convirtió en un desvío laborioso.
El segundo defecto es la superficialidad. Los modelos de lenguaje, por su propia naturaleza, son máquinas de consenso. Han sido entrenados con la totalidad de Internet, lo que significa que su "opinión" es una media estadística de todo lo que se ha dicho antes. El resultado es una prosa que es gramaticalmente perfecta pero intelectualmente vacía. Carece de un punto de vista, de una voz auténtica, de una chispa de perspicacia original. Los estudiantes que intentaron usarla para análisis crítico descubrieron que la máquina es incapaz de generar un argumento novedoso. Solo puede reempaquetar los argumentos existentes. Para un estudiante de primer año al que se le pide un resumen básico, esto puede ser suficiente. Para un estudiante de último año que intenta desarrollar una tesis original, la herramienta es inútil. Produce un texto "promedio" que es el anatema de la excelencia académica.
El tercer factor, y uno de los más interesantes del estudio holandés, es la creciente conciencia del sesgo. Los estudiantes no son usuarios pasivos; reconocen que estas herramientas no son neutrales. Están profundamente sesgadas hacia sus datos de entrenamiento: predominantemente en inglés, abrumadoramente occidentales y reflejando las normas culturales de los ingenieros de Silicon Valley que las alinearon. Para un estudiante en Ámsterdam que trabaja en un contexto europeo multilingüe, el sesgo anglocéntrico no es un problema menor. Significa que la herramienta es culturalmente sorda, incapaz de captar los matices del derecho civil holandés, la política europea o la literatura no inglesa con la misma profundidad. Han descubierto que no es un oráculo universal, sino un espejo muy específico de una cultura dominante.
| Métrica de Uso (Estudiantes UU/UvA) | Pico de Entusiasmo (2023) | Realidad Pragmática (2024-2025) |
|---|---|---|
| Tasa de Adopción (Uso total) | ~75% | ~75% (Estable) |
| Frecuencia de Uso | Alta (Uso diario/semanal) | Baja (Uso ocasional/específico) |
| Nivel de Satisfacción | Alto (Visto como "revolucionario") | Bajo (Visto como "promedio" o "poco fiable") |
| Caso de Uso Principal | Redacción, investigación, análisis | Tormenta de ideas, reformulación, gramática |
Finalmente, el estudio señala una preocupación más sutil pero profunda: la "descarga cognitiva". Los estudiantes no solo están decepcionados con la herramienta; están preocupados por lo que la herramienta les está haciendo a ellos. Existe un temor creciente de que depender del modelo para tareas como resumir o estructurar un argumento esté atrofiando sus propias habilidades de pensamiento crítico. La educación no es solo la adquisición de hechos; es el proceso doloroso de aprender a pensar. Es la lucha por encontrar la palabra precisa, por conectar ideas dispares, por construir un argumento coherente desde cero. Al externalizar esta lucha a una máquina, los estudiantes sienten que están externalizando el aprendizaje mismo. Se están volviendo competentes en "gestionar" la máquina, pero están perdiendo competencia en el acto fundamental del pensamiento independiente.
El reajuste pragmático: la calculadora de lenguaje
De las cenizas de este entusiasmo inicial, está surgiendo una relación nueva y mucho más pragmática. El estudio holandés es claro: los estudiantes no han abandonado la tecnología por completo. Simplemente la han relegado. Ha pasado de ser un socio intelectual a ser un asistente de bajo nivel. El "oráculo" ha sido degradado a la posición de "calculadora de lenguaje", una metáfora que captura perfectamente su nueva función. Es una herramienta poderosa para tareas mecánicas, pero nadie le pediría a una calculadora que desarrolle una nueva teoría matemática.
¿Para qué la siguen usando? Las respuestas son notablemente consistentes. Su uso principal ya no es generar contenido original, sino pulir la forma. Para los estudiantes no nativos de habla inglesa, la herramienta sigue siendo revolucionaria. Actúa como un corrector gramatical y de estilo sobrealimentado, permitiéndoles expresar sus ideas complejas sin el temor a que su prosa sea penalizada. En este sentido, la máquina actúa como un ecualizador, permitiendo que los estudiantes sean juzgados por la calidad de sus argumentos, no por su dominio de los modismos ingleses. Es un asistente de traducción y pulido, un papel valioso pero mecánico.
El segundo gran uso es como un "compañero de sparring" para la ideación. La página en blanco es el enemigo de todo estudiante. Los modelos generativos son excelentes para romper ese bloqueo inicial. Los estudiantes los utilizan para una "tormenta de ideas", pidiéndoles diez posibles estructuras para un ensayo, cinco argumentos en contra de una teoría, o una lista de temas relacionados. El modelo genera un andamiaje de baja calidad, un punto de partida, que el estudiante puede entonces desmantelar, criticar y mejorar. No se utiliza para obtener la respuesta final, sino para generar las preguntas iniciales. Es un catalizador para el pensamiento, no un sustituto del mismo.
El Nuevo Rol: De Oráculo a Asistente
El estudio identifica una clara recalibración de las tareas delegadas a la máquina. El entusiasmo se ha desvanecido, pero ha surgido la utilidad práctica.
1. Asistencia Lingüística: El uso más valorado, especialmente por hablantes no nativos, es como una herramienta avanzada de gramática y reformulación. No genera las ideas, pero las pule, permitiendo a los estudiantes salvar la barrera del idioma.
2. Generación de Ideas: Se utiliza como un generador de "primer borrador" o un compañero de lluvia de ideas. Ayuda a superar el bloqueo del escritor generando múltiples ángulos o estructuras que el estudiante puede adoptar o, más a menudo, rechazar críticamente.
3. Resumen de Textos: Los estudiantes lo usan para condensar artículos académicos largos, extrayendo los puntos clave. Esta es una automatización de una tarea de bajo nivel, similar a usar una calculadora para una división larga, liberando tiempo para el análisis real.
El tercer uso es la automatización de tareas de bajo nivel, como la síntesis. Dada la abrumadora carga de lectura en la universidad, los estudiantes utilizan hábilmente las herramientas para resumir artículos complejos de veinte páginas en cinco puntos clave. De nuevo, esto no es externalizar el pensamiento; es externalizar la lectura preliminar. Es una forma de triaje cognitivo. El estudiante sigue siendo responsable de verificar si el resumen es preciso y de integrar esos puntos clave en su propio argumento. Esta transición de la "creación" a la "asistencia" es el núcleo del desencanto. La herramienta no es el genio en la botella que se les prometió; es una navaja suiza útil pero imperfecta, con tantas cuchillas rotas como útiles.
Esta recalibración también está obligando a las instituciones a adaptarse. Las prohibiciones totales, que muchas universidades intentaron imponer en 2023, se han revelado como inútiles y contraproducentes. Son tan lógicas como prohibir las calculadoras en un examen de ingeniería. La marea no se puede detener. En cambio, los educadores más astutos están rediseñando sus métodos de evaluación. Están abandonando el ensayo genérico de "resumir X" y moviéndose hacia tareas que la máquina no puede realizar. Las evaluaciones ahora se centran en la crítica, la aplicación en el mundo real, el debate en clase y las presentaciones orales. Irónicamente, la llegada de la máquina de texto puede estar forzando un retorno a las formas más antiguas y humanas de pedagogía, como la socrática, donde el valor reside en el diálogo y la defensa de una idea, no en la producción de un texto estático.
El futuro de la pedagogía en un mundo de texto infinito
La resaca de los estudiantes holandeses es un presagio del futuro de la alfabetización. El pánico inicial ha terminado, y ahora comienza el largo y difícil trabajo de integración. Está claro que estas herramientas no van a desaparecer, pero tampoco van a reemplazar el pensamiento humano. En su lugar, están redefiniendo lo que significa ser un estudiante competente. Las habilidades que están perdiendo valor rápidamente son las de bajo nivel: la memorización de hechos, la redacción de prosa gramaticalmente correcta y el resumen de información básica. La máquina puede hacer esto más rápido y, a menudo, mejor que un humano novato.
Las habilidades que se están volviendo exponencialmente más valiosas son las de alto nivel: el pensamiento crítico, la verificación de hechos, la síntesis de ideas dispares y la formulación de preguntas incisivas. El estudiante del futuro no será un escritor de primeros borradores, sino un editor en jefe. Su trabajo no será tener la respuesta, sino saber si la respuesta que ha dado la máquina es veraz, relevante, profunda y libre de sesgos. La nueva alfabetización digital es el escepticismo. El estudiante más exitoso será el que trate al asistente de software no como un oráculo, sino como un interno entusiasta, rápido y completamente poco fiable, que debe ser gestionado con mano de hierro.
Sin embargo, esta transición deja preguntas inquietantes sin respuesta, como la preocupación por la "descarga cognitiva". ¿Qué le sucede a la capacidad de una sociedad para el pensamiento profundo si toda una generación se salta el proceso de aprender a escribir bien? La escritura no es solo una forma de comunicar ideas; es el mecanismo por el cual las ideas se forman. La lucha por encontrar la palabra exacta y la estructura de la oración correcta es la misma lucha que da a luz al pensamiento claro. Si los estudiantes delegan permanentemente esta lucha a la máquina, ¿perderán la capacidad de formar pensamientos claros por sí mismos? Podemos estar creando una generación de excelentes críticos y editores que, sin embargo, no tienen nada original que decir. Podrían volverse dependientes de la máquina no solo para pulir sus ideas, sino para tenerlas en primer lugar.
El riesgo de la atrofia cognitiva
El problema más profundo que el estudio holandés insinúa es el de la atrofia de habilidades. Si una herramienta realiza la laboriosa tarea de conectar ideas y estructurar argumentos, el cerebro humano puede perder la capacidad de formar esas conexiones por sí mismo. La conveniencia de la "calculadora de lenguaje" podría tener un coste oculto: la erosión de la capacidad de pensamiento analítico independiente. Las instituciones educativas se enfrentan al desafío de cómo integrar esta herramienta para automatizar la fatiga sin automatizar el aprendizaje mismo, una línea que es peligrosamente delgada y fácil de cruzar.
El estudio de la UU y la UvA es, en última instancia, un signo de salud. Muestra que la próxima generación no está siendo seducida pasivamente por la tecnología. Están interactuando con ella, probando sus límites y encontrándola deficiente. Están desarrollando una intuición colectiva sobre sus defectos. Rechazan la premisa de que una respuesta plausible es lo mismo que una respuesta correcta. Este desencanto no es el fin de la tecnología en la educación; es el fin de la magia. La herramienta está siendo puesta en su lugar, y ese lugar no es el pedestal del oráculo, sino el cinturón de herramientas del artesano: útil para algunas cosas, inútil para otras, y siempre bajo el control de una mano humana escéptica.
Referencias
Phys.org (2025). "Dutch students' enthusiasm for generative (machines) is fading". phys.org/news/2025-11-dutch-students-enthusiasm-generative-ai.html
Informe del estudio de la Universidad de Utrecht (UU) y la Universidad de Ámsterdam (UvA) sobre el uso y la satisfacción de los estudiantes con las herramientas generativas.
Análisis de las razones del descenso de la satisfacción, incluyendo la falta de fiabilidad ("confidently incorrect"), la superficialidad percibida, y la conciencia del sesgo cultural y lingüístico.
Datos sobre la recalibración de los casos de uso: disminución del uso para la creación de contenido original y aumento del uso para lluvia de ideas, reformulación y asistencia gramatical (especialmente para hablantes no nativos).
Contexto sobre la respuesta institucional de las universidades, pasando de la prohibición a la adaptación de los métodos de evaluación.



