OpenAI ha confirmado la adquisición de Software Applications, Inc., la discreta startup detrás de Sky, una interfaz de lenguaje natural que promete redefinir la interacción del usuario con las computadoras Mac. El software, que aún no estaba disponible públicamente, fue concebido para operar como un asistente visual flotante, capaz de observar la pantalla del usuario, comprender el contexto y ejecutar acciones complejas dentro de las aplicaciones. La operación, cuyos términos económicos no han sido revelados, representa una jugada estratégica para incrustar la tecnología de OpenAI en el corazón del ecosistema de Apple, llevando la pugna por la supremacía en sistemas inteligentes directamente al escritorio de millones de consumidores y empresas.
La maniobra cobra una dimensión especial al analizar el perfil del equipo adquirido. Los doce empleados de la startup, que se integrarán por completo a OpenAI, están liderados por los cofundadores Ari Weinstein y Conrad Kramer, los mismos ingenieros que crearon Workflow, la célebre aplicación de automatización que Apple compró en 2017 para transformarla en lo que hoy se conoce como Atajos (Shortcuts). A ellos se suma Kim Beverett, quien durante casi una década fue gerente de producto en Apple, supervisando proyectos clave como Safari, WebKit y FaceTime. Este equipo no solo tiene un historial de éxito, sino un conocimiento profundo de las entrañas de macOS, un capital intelectual invaluable para el objetivo de OpenAI.
La historia del equipo de Sky es una narrativa de ida y vuelta, emblemática de Silicon Valley. Tras vender Workflow a Apple, Weinstein y Kramer pasaron varios años dentro de la compañía de Cupertino, contribuyendo a integrar su visión de la automatización en el núcleo de iOS y macOS. Su salida en 2023 para fundar Software Applications fue un movimiento calculado para construir, desde fuera, lo que las estructuras corporativas de Apple parecían incapaces de producir con la agilidad necesaria: un asistente verdaderamente proactivo.
Mientras que Atajos requiere que los usuarios construyan manualmente sus propias recetas de automatización, Sky invierte el paradigma. Utiliza la capacidad de comprensión de los grandes modelos de lenguaje para interpretar instrucciones en lenguaje natural y ejecutarlas sin configuración previa. «Siempre quisimos que las computadoras fueran más empoderadoras, personalizables e intuitivas», explicó Weinstein en el comunicado oficial. «Con los modelos de lenguaje, finalmente podemos unir las piezas. Estamos emocionados de unirnos a OpenAI para llevar esa visión a cientos de millones de personas».
Un sistema operativo sobre el sistema operativo
El diseño de Sky se aparta fundamentalmente de la interfaz de un chatbot tradicional. En lugar de vivir confinado en una ventana, opera como una capa ligera que flota sobre el escritorio, utilizando las API de accesibilidad de macOS para leer el contenido de la pantalla y manipular otras aplicaciones. Esta capacidad de «ver» y «actuar» es lo que lo define como un agente autónomo, un sistema que puede ejecutar tareas multi-paso complejas en nombre del usuario. Podría, por ejemplo, tomar datos de un correo electrónico, pegarlos en una hoja de cálculo y luego generar un gráfico en una presentación, todo a partir de una simple orden verbal.
La integración de este equipo y su tecnología dentro de OpenAI es una declaración de intenciones. La compañía busca ir más allá del modelo de chat y ofrecer una experiencia nativa y profundamente integrada en el sistema operativo. El objetivo es que ChatGPT, o una futura iteración del mismo, no sea simplemente una aplicación más, sino una inteligencia ambiental que asista al usuario de forma continua. La adquisición fue liderada por Nick Turley, responsable de ChatGPT, y Fidji Simo, CEO de Aplicaciones, lo que subraya la importancia estratégica de este movimiento para el futuro de los productos de consumo de OpenAI.
Esta adquisición intensifica la compleja relación entre OpenAI y Apple. Ambas compañías mantienen una alianza estratégica que permite a Siri delegar consultas a ChatGPT, pero ahora se convierten en competidores directos en el terreno de los asistentes de escritorio. La ventaja de OpenAI radica en su agilidad y su liderazgo en modelos de lenguaje, mientras que Apple se apoya en su control del hardware y su firme compromiso con la privacidad del usuario, un pilar central de su marca.
Precisamente la privacidad emerge como el principal obstáculo y el campo de batalla decisivo. Un agente que monitorea constantemente la pantalla para ser proactivo genera interrogantes significativos sobre la seguridad y el manejo de datos. Los usuarios de Apple, acostumbrados a un ecosistema cerrado que prioriza la protección de su información, podrían mostrarse reacios a adoptar una herramienta de terceros con acceso tan profundo a su actividad. OpenAI deberá invertir un esfuerzo considerable en demostrar que su implementación es segura y transparente para ganarse la confianza del mercado.
Aunque los detalles financieros son confidenciales, se sabe que Software Applications había recaudado 6.5 millones de dólares de inversores notables, incluyendo al propio CEO de OpenAI, Sam Altman, a través de un fondo de inversión. La transparencia de OpenAI al divulgar esta participación pasiva busca despejar cualquier duda sobre posibles conflictos de interés. Con este movimiento, OpenAI no solo adquiere talento y tecnología de primer nivel, sino que lanza un desafío directo a Apple en su propio territorio, acelerando la carrera por definir el futuro de la computación personal.



