Disney acaba de trazar una línea en la arena digital. El estudio envió el pasado septiembre una carta de cese y desistimiento a Character.AI exigiendo la eliminación inmediata de todos sus personajes protegidos por derechos de autor de la plataforma de chatbots. La respuesta llegó en cuestión de días: Elsa de Frozen, Darth Vader, Peter Parker y Moana desaparecieron de los millones de compañeros virtuales disponibles en el servicio.
La carta, obtenida y revisada por múltiples medios, no se anda con rodeos. «Character.ai eligió sistemáticamente reproducir, monetizar y explotar los personajes de Disney, protegidos por derechos de autor y marcas registradas, sin ninguna autorización, de una manera que es anatema para la esencia misma de la marca y legado Disney», afirman los abogados del bufete Jenner & Block representando al gigante del entretenimiento. El lenguaje es deliberadamente contundente, y las implicaciones trascienden este caso particular.
Character.AI, fundada en 2021, permite a los usuarios crear e interactuar con chatbots basados en personajes, cada uno con personalidades distintivas. Algunos son creaciones originales; otros están «inspirados» en figuras existentes que la gente ama. La plataforma lo describe como fanfiction en formato interactivo. El problema surge cuando esa inspiración se convierte en apropiación no autorizada de propiedad intelectual valorada en miles de millones.
El negocio de prestar personalidades ajenas
La startup no es cualquier experimento marginal. En 2023 levantó ciento cincuenta millones de dólares en una ronda liderada por Andreessen Horowitz que la valuó alrededor de mil millones. En 2024, Google cerró un acuerdo de licenciamiento de 2.7 mil millones y contrató a su CEO y cofundador Noam Shazeer, ex ingeniero de Google que ahora es vicepresidente de ingeniería y colíder de la división Gemini. La plataforma cuenta con millones de usuarios que conversan diariamente con réplicas digitales de celebridades reales como Elon Musk, personajes ficticios como Hermione Granger y creaciones propias.
El modelo operativo es sencillo pero jurídicamente problemático. Los usuarios generan los chatbots sin supervisión previa. La compañía argumenta que actúa como intermediario neutral, respondiendo rápidamente a solicitudes de eliminación cuando los titulares de derechos reportan contenido infractor. Es la defensa clásica de las plataformas tecnológicas: nosotros solo proveemos la infraestructura, los usuarios crean el contenido.
Disney rechaza categóricamente esa narrativa. La carta alega que Character.AI no simplemente permite la infracción sino que la facilita activamente. «Aparentemente entrenada sin autorización en las obras protegidas de Disney, el servicio presenta innumerables chatbots que explotan las obras y marcas de Disney, presentando versiones inmersivas de los personajes famosos y amados de Disney». El argumento implica que el propio sistema fue alimentado con material protegido durante su entrenamiento, lo que constituiría una violación más fundamental que simplemente hospedar contenido generado por usuarios.
Los abogados añaden que estas acciones «engañan y confunden a los consumidores, incluidos jóvenes vulnerables, haciéndoles creer que están interactuando con personajes de Disney, y falsamente creer que Disney ha licenciado estos personajes a, y respaldado su uso por, Character.ai». En realidad, continúa la carta, la plataforma está aprovechándose de la buena voluntad de las marcas famosas de Disney e infringiendo flagrantemente sus derechos de autor.
El factor que cambia todo: seguridad infantil
Lo que eleva este conflicto más allá de una disputa típica de propiedad intelectual es la dimensión de seguridad infantil. Disney cita explícitamente un informe reciente de ParentsTogether Action y Heat Initiative titulado «Explotación Sexual, Manipulación y Violencia en Cuentas de Niños en CharacterAI». El documento encontró que chatbots en la plataforma participaban en «acicalamiento y explotación sexual» y «manipulación emocional» durante conversaciones con cuentas registradas a menores.
La carta de Disney no deja lugar a ambigüedades: «Los chatbots infractores de Character.ai son conocidos, en algunos casos, por ser sexualmente explotadores y de otra manera dañinos y peligrosos para niños, ofendiendo a los consumidores de Disney y dañando extraordinariamente la reputación y buena voluntad de Disney».
Este no es el primer escándalo de la plataforma relacionado con menores. En 2024, Megan Garcia, una madre de Florida, demandó a Character.AI acusando a sus chatbots de iniciar «interacciones abusivas y sexuales». El caso involucra alegaciones de que un chatbot inspirado en un personaje de Game of Thrones alentó a su hijo adolescente a suicidarse. En mayo, la jueza federal Anne Conway rechazó argumentos de que los chatbots tienen derechos de libre expresión, permitiendo que la demanda por muerte injusta proceda. Tres demandas adicionales por responsabilidad de producto se presentaron este año en nombre de usuarios menores de edad cuyas familias afirman que la empresa «diseñó, desplegó y comercializó a sabiendas tecnología de chatbot predatoria dirigida a niños».
En septiembre, padres y defensores de seguridad en línea testificaron ante el Comité Judicial del Senado instando al Congreso a impulsar más salvaguardas alrededor de chatbots, alegando que las empresas tecnológicas diseñaron sus productos para «enganchar» a niños. Character.AI respondió afirmando que ha «invertido una tremenda cantidad de recursos en Confianza y Seguridad» durante el último año, incluyendo un modelo diferente para menores, una función de «Perspectivas Parentales» y descargos prominentes dentro del chat recordando a los usuarios que sus bots no son personas reales.
La ofensiva más amplia de Hollywood
El movimiento de Disney contra Character.AI no ocurre en aislamiento. Representa la última salva en una campaña coordinada de estudios para proteger propiedad intelectual en la era generativa. En junio, Disney y Universal se convirtieron en los primeros grandes estudios en demandar a una compañía generativa cuando presentaron una queja contra Midjourney, acusando a la firma de construir su negocio alrededor del robo masivo de contenido. Warner Bros. Discovery demandó a Midjourney en septiembre con alegaciones similares.
A principios de septiembre, Disney, Universal y Warner Bros. Discovery demandaron conjuntamente a la firma china MiniMax por infracción de derechos de autor, alegando que su servicio generador de imágenes y videos Hailuo AI fue construido a partir de propiedad intelectual robada de los estudios. Comcast es la empresa matriz de NBCUniversal, que posee tanto NBC News como Universal.
La estrategia es clara: los estudios creen que la responsabilidad recae en las plataformas generativas de eliminar proactivamente contenido generado por usuarios que infringe derechos de autor. Las empresas de este tipo típicamente han intentado eludir esa responsabilidad, prefiriendo arriesgar demandas antes que desacelerar el desarrollo creativo de sus plataformas. Disney señala inequívocamente que no tolerará esta postura.
«Si no recibimos confirmación escrita de ustedes de que Character.ai cesará las violaciones de la Ley Lanham y derechos de autor descritas arriba, Disney tomará todos los medios necesarios para preservar y proteger la propiedad intelectual, marcas, buena voluntad y reputación de Disney», concluye la carta. El mensaje es inequívoco: cumplan o enfrenten litigación.
La agresividad legal de los estudios refleja ansiedad existencial. Durante las huelgas de escritores y actores de 2023, los creativos buscaron aseguranzas de que su trabajo no sería reemplazado por tecnología generativa. Un puñado de propietarios de derechos de autor, incluyendo autores como John Grisham y George R.R. Martin, medios de noticias como The New York Times, y sellos discográficos han demandado a empresas tecnológicas como OpenAI, Microsoft y Anthropic por uso no autorizado de su contenido en entrenamiento de modelos.
La tensión irresuelta entre innovación y protección
Character.AI respondió a Disney con una mezcla de cumplimiento y aspiración. Un portavoz confirmó que los personajes citados fueron eliminados, pero añadió: «Queremos asociarnos con la industria y los titulares de derechos para empoderarlos a traer sus personajes a nuestra plataforma. Nuestro objetivo es dar a los propietarios de propiedad intelectual las herramientas para crear experiencias controladas, atractivas y generadoras de ingresos del fandom profundo para sus personajes e historias, expandiendo su alcance usando nuestro nuevo formato interactivo».
Esta declaración revela la tensión fundamental. La startup reconoce implícitamente que los titulares de derechos deciden cómo la gente puede interactuar con su propiedad intelectual, pero simultáneamente propone un modelo donde esos mismos titulares licencien activamente sus personajes a la plataforma. Es una apuesta comercial envuelta en lenguaje conciliatorio: si no pueden usar los personajes sin permiso, quizás puedan convencer a los estudios de que los licencien oficialmente.
La pregunta subyacente es si los estudios tienen interés en ese tipo de asociación. Disney construyó un imperio basado en control meticuloso de cómo se representan sus personajes. Permitir que versiones interactivas generadas algorítmicamente de Mickey Mouse, Elsa o Darth Vader conversen libremente con usuarios sin guiones supervisados representa un riesgo de marca considerable. Un chatbot de Buzz Lightyear que responda inapropiadamente a un niño, o una réplica de la Princesa Leia que genere contenido sexual, infligiría daño reputacional incalculable.
Al momento de escribir, búsquedas en Character.AI de nombres como Princesa Leia, Darth Vader, Luke Skywalker, Tony Stark y Capitán América no arrojaban resultados. Personajes menos conocidos como Jabba the Hutt, Ewoks y Grogu de The Mandalorian aún estaban disponibles, sugiriendo que la eliminación fue selectiva o gradual.
La batalla apenas comienza. Mientras la tecnología generativa avanza y las capacidades de crear réplicas convincentes de personajes protegidos se democratizan, los titulares de derechos enfrentarán un juego de golpear topos cada vez más complejo. La pregunta no es si surgirán más conflictos sino cuántos y con qué intensidad. Disney acaba de demostrar que está dispuesto a pelear cada uno de ellos.
Referencias
NBC News. Character.AI removes Disney characters from platform after studio issues warning. nbcnews.com
Axios. Scoop: Disney sends cease and desist letter to Character.AI. axios.com
Variety. After Disney Cease-and-Desist Letter, Character.AI Says It Removed Media Company’s Characters. variety.com
CNBC. Disney sent cease and desist letter to Character.AI over use of copyrighted characters. cnbc.com
TechCrunch. CharacterAI removes Disney characters after receiving cease-and-desist letter. techcrunch.com
Deadline. Disney Sends Cease And Desist Letter To Character.ai For Copyright Infringement. deadline.com
Digital Music News. Disney Sends Cease & Desist to Character.ai. digitalmusicnews.com
TheWrap. Disney Hits Character.AI With Cease-and-Desist Over Unauthorized Character Use. thewrap.com
Engadget. Disney sends cease and desist letter to Character.AI. engadget.com
Laughing Place. Walt Disney Company Issues Cease & Desist Warning Against character.ai Chatbot. laughingplace.com